La Catedral de Santa María y San Julián, en Cuenca

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La Catedral de Santa María y San Julián, en Cuenca

13 octubre, 2014 Lugares Increíbles 0
Fachada neogótica (s.XX) de la Catedral de Cuenca

La Catedral de Cuenca fue el primer edificio que se construyó tras la Reconquista y muestra, por tanto, todo el esplendor del poder eclesiástico. Tiene el honor de ser la primera catedral gótica de Castilla, y desde que empezara a ‘construir’ su historia a finales del siglo XII sobre una antigua mezquita árabe, ha sufrido varias transformaciones hasta convertirse en el monumento del casco antiguo de la actual Cuenca.

El Rey Alfonso VIII fue quien ordenó levantar la catedral con el fin de dotar de relevancia y nobleza a la recién re-conquistada ciudad de Cuenca. Las obras fueron empezadas por canteros galos, siguiendo la moda francesa de la época, en el año 1196, y se dieron por finalizadas en 1257. Sin embargo, con el paso del tiempo se sabría que no conluyeron en ese momento. Como hemos adelantado, la estructura tuvo varias fases en su edificación, con reformas, ampliaciones y variaciones que han salpicado su estilo gótico normando, con algunas reminiscencias románicas y aportaciones posteriores.

Su fachada neogótica es del siglo XX, concretamente en 1902, que pretendía aprovechar y emular la original a partir de lo que quedaba tras el derrumbamiento de la torre Giraldo. La catedral rivaliza con el ayuntamiento sin estridencias, en la serenidad y la belleza de esta plaza que obsequia al visitante y lo seduce.

Flickr: Tomás Fano

Su planta es de cruz latina, con tres naves, una amplia cabecera sin arbotantes y un presbiterio profundo. El crucero está cubierto por una gran bóveda central de influencia anglonormanda; de hecho se ha constatado que el autor del edificio se había formado en escuelas en las que se estudiaba el arte normando y conocía la arquitectura borgoña.

El exterior de la catedral se renovó casi por completo en el siglo XVI y su interés artístico no era excesivo. Un siglo más tarde, en el XVII, se construyó la capilla del Sagrario y se reformaron tanto la fachada como las torres, otorgando al edificio un aspecto barroco. En el siglo XVIII se construyó el nuevo altar mayor y ya a principios del siglo XX se desmontó de nuevo la fachada, reconstruyéndola en lo que es su aspecto actual.

 

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